¿Por qué, por qué?

La curiosidad es el querer saber algo mediante la investigación, la observación y el aprendizaje; es innata en la infancia y debe fomentarse para que las niñas y niños sean capaces de querer aprender por sí mismos, puesto que la curiosidad es el primer paso para el aprendizaje. Pero los adultos a veces sienten que esta curiosidad puede ser inoportuna e incluso agotadora. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Las personas mayores sienten cómo esta pregunta les martillea y no se dan cuenta de que con respuestas como «no seas pesado, no peguntes más, para con las preguntas», etc. están siendo contraproducentes.

Los niños empiezan a curiosear desde el momento que empiezan a ver y desplazarse ya que forma parte de la exploración del mundo que les rodea. Nacemos con una curiosidad latente que no es más que instinto de supervivencia. La curiosidad es interés y motivación. ¿Quieres fomentarla? Aquí van algunos sencillos consejitos:

1. Responde a todas las preguntas que los más pequeños nos hagan. Si una pregunta no sabemos responderla, le enseñaremos cómo buscamos la solución, bien en un libro, internet, en la práctica del día a día…

2. Proporciona a los niños acertijos a su altura para fomentar la creatividad.

3. La rutina mata la curiosidad y las ganas de aprender cosas nuevas por eso es recomendable realizar actividades inesperadas.

Es bueno saber que aquellos que en su infancia desarrollen la curiosidad mejorarán la capacidad de observación, aprenderán más rápido y se sentirán más motivados a seguir aprendiendo.

Échale un vistazo a estos libros y dime sin no son motores para despertar su creatividad.