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22/09/2025
Entrevista a Mónica Rodríguez
En su nueva novela, Por estar allá arriba, Mónica Rodríguez nos habla de esperanza, de promesas y del deseo de una vida mejor. Sin embargo, Alicia, su protagonista, es hija de mineros que vivieron la Guerra Civil y cuyos sueños se fueron postergando.
Sabemos que esta novela está basada en hechos reales. ¿Cómo llegó hasta ti esta historia?
Esta historia pertenece a Alicia Andrés, la madre de una de mis grandes amigas, Irene Ribera, piloto de helicópteros. Nace de las vivencias y del escenario vital de Alicia Andrés para abrirse paso por los caminos de la ficción. La idea surgió cuando tomaba café con Irene y charlábamos de la vida. Acababa de morir su madre y yo estaba en un periodo de crisis creativa. Irene me hablaba de Alicia, de su madre. Nunca había imaginado que sus deseos de volar vinieran de ella, una mujer sin estudios, ama de casa, que nunca había salido de la cuenca minera asturiana. Alicia, a los 80 años, le contó a su hija que durante la guerra, teniendo ella apenas 7 u 8 años, salía del refugio para ver volar los aviones nacionales. La frase de esa anciana recordando su infancia fue: “Habría dado lo que fuera por estar allá arriba, aunque luego me tiraran como una bomba”. Al enterarse de aquel deseo de su madre, Irene, que acababa de sacarse el carné de piloto a escondidas de ella, la llevó a Madrid, al aeródromo de Cuatro Vientos, y le hizo cumplir su sueño, volando en helicóptero juntas. Como es natural mi crisis creativa terminó en ese mismo instante.
¿Visitaste Ablaña, el pueblo donde transcurre la historia? ¿Qué te aportó ese viaje?
Comencé a escribir después de hablar mucho con Irene sobre su madre, su pueblo, su infancia. Y entonces, una navidad, nos fuimos juntas a Ablaña. Recorrimos las calles, subimos la carretera que lleva al Llano La Tabla, hablamos con aldeanos, nos adentramos en los espacios de la minería. Vimos la casa donde vivió Alicia, el río, el tren. Y mientras tantos seguíamos hablando de su madre, de la época que le tocó vivir, de la minería, de la guerra civil, de los cambios que trajo la oscura sociedad franquista y la democracia posterior. Y la gente que nos íbamos encontrando nos contaba también cosas. Todo eso está de alguna forma dentro del libro.
¿Te ha resultado difícil documentarte sobre una región tan pequeña?
Afortunadamente, además de los testimonios de primera mano de Irene, de su familia y de los lugareños, encontré mucha información en las redes, en blogs históricos, de personas de allí, como el de Juan la Viru, en la hemeroteca y en otros documentos. También la poeta M.ª Rosa Serdio y su madre, ambas de la cuenca minera, leyeron el original y me regalaron su mirada.
¿Cuál es tu objetivo con esta historia?
Mi objetivo es entender a través de la palabra y la ficción lo que pudo haber sentido esa niña, Alicia, nacida en un pueblo minero, con sus ansias de volar, que tuvo que enterrar sus sueños. La miseria, la mina, la guerra civil, la sociedad machista y pacata de la dictadura franquista... hicieron que tuviera que conformarse con aquella vida humilde, sin posibilidad de volar, literal y metafóricamente, como le ocurrió a tantas hombres y, sobre todo, a tantas mujeres.
¿Qué le hubieras dicho a la Alicia niña y la joven? ¿Qué le has dicho a la actual?
Conocí a Alicia hace muchos años, cuando Irene y yo estudiábamos juntas la carrera. En aquella época, mientras hacíamos físicas en Santander, yo me iba a los bares a escribir y ella hacía cursos de Ala Delta. Esto lo recordamos muchas veces, porque pasados los años, somos piloto y escritora respectivamente. Nosotras sí pudimos cumplir nuestros sueños. Me habría encantado que Alicia hubiera tenido las oportunidades que hemos tenido nosotras. Irene, gracias en parte a su sacrificio. Cuando la conocí, nunca habría sospechado que acabaría escribiendo un libro inspirado en su vida. Me encantaría poder sentarme a su lado y hablar de todo esto. No se qué le habría parecido el libro, porque aunque recoge algunos hechos biográficos suyos, también hay mucha ficción, mucha parte inventada, por ejemplo, todo eso del piloto franquista. Pero en esencia está ella, está su vida, sus sueños y sus frustraciones. Irene, que lo ha leído varias veces, me dice que siente a su madre dentro, y eso es un enorme regalo. Lo que le diría a la niña, a la joven y a la anciana que fue es lo que he escrito en el libro.