¡Cumpleaños feliz, Roald Dahl!

En los años que vivió escribió libros que han pasado de generación en generación, libros que se han hecho películas (incluso musicales), libros que se han publicado en cientos de lenguas de todo el planeta Tierra, libros que han divertido a niños y niñas por igual, pero sobre todo libros que nos divierten. Porque leer es también divertirse además de emocionarse, aprender, pasar un poquito de miedo. Leer puede ayudarnos a evadirnos de la realidad, como le sucedía a Matilda, uno de sus personajes más famosos. Leer puede hacernos soñar como en el Gran gigante Bonachón. Leer puede levantarnos el apetito como en Charlie y la fábrica de chocolate.

Por cierto, ¿sabes la conexión entre la biografía del autor y el chocolate? Durante sus años en el internado, Cadbury, una fábrica de chocolates cercana al colegio, enviaba cajas de sus nuevos productos a la escuela para que los alumnos los probaran. Dahl solía soñar con inventar la tableta de chocolate que sería el asombro del señor Cadbury, lo que le sirvió como inspiración para Charlie y la fábrica de chocolate y para que el día 13 de septiembre fuera nombrado Día Internacional del chocolate.