Nací en Francia, el 30 de julio de 1944, el día antes de la muerte de Antoine de Saint-Exupéry, y tuve la suerte de leer Le Petit Prince en francés, cuando apenas tenía nueve años. Después de trabajar como creativo en el mundo de la publicidad durante más de 25 años, llegó la hora de hacer lo que siempre había querido: escribir. Y entonces empezó mi segunda vida profesional. Publiqué mi primer libro en el año 1994 y des­de entonces no he parado de escribir. Hasta la fe­cha he dado a luz a unas treinta obras dirigidas al público infantil y juvenil. He escrito fantasía épica medieval, ciencia ficción, novela histórica y mu­chos relatos basados en experiencias personales.
En 2004 me concedieron el Premio Cervantes Chico y, desde el año siguiente, soy asesor literario y miembro del jurado.
Me gusta visitar colegios e institutos y hablar con los lectores de mis obras.
Me encanta escribir y dibujar. De hecho, mi pri­mer libro, Maxi el aventurero, también lo ilustré. Lo de dibujar me viene de la publicidad, cuan­do tenía que hacer storyboards de anuncios de tele­visión. Esa técnica también la usé para visualizar películas. Y ahora, la empleo para visualizar esce­nas de mis libros.
Reconozco que es una gran herramienta de la que ya no podría prescindir. Nada me ayuda tanto con las escenas complicadas como dibujarlas. Los bocetos me sirven para solucionar problemas de situación de personajes y de descripción de esce­narios.
Al final, resulta que soy un escritor que dibuja. Esas dos actividades complementarias hacen mi trabajo mucho más divertido, sobre todo, tenien­do en cuenta que los dibujos no se publican y na­die los ve, pero me enriquecen